Las penas

El código penal tiene como fin el de catalogar  y definir los hechos considerados delictivos, así como tipificar las sanciones penales a que dan lugar atendiendo a la gravedad de los mismos, con el fin de disuadir de la comisión de tales actos.

Es de suponer que cualquier ciudadano sabiendo que su acto está penado por la ley, y que sobre él puede caer una pena de cárcel o una multa cuantiosa, se abstendrá de cometerlo, y sin embargo todos los días se cometen un gran número de delitos en nuestras calles, desde pequeños hurtos al descuido hasta los más brutales crímenes.

Desde el denominado "hurto famélico" (aquel que se comete por pura necesidad ante la falta de medios de subsistencia), pasando por robos de vehículos, de artículos de lujo, sofisticadas estafas, violaciones, asesinatos por reyertas, ajustes de cuentas, tráfico de drogas a diversas escalas, proxenetismo, trata de blancas....

 
Ni qué decir tiene, los perfiles de los delincuentes son muy diferentes según su rama de actividad, pero está claro que los hay de todas las edades y condiciones sociales, analfabetos y gentes con varias carreras especializadas en el blanqueo de dinero o el comercio de obras de arte. Cada cual tiene una motivación para llegar a delinquir, aunque yo establecería 4 categorías muy primarias:
-El delincuente ocasional.
-El delincuente profesional.
-El delincuente sexual.
-El terrorista.
Parto de la base de que todos podemos cometer un ilícito penal en cualquier momento, por acción o por omisión, o incluso por desconocer que nuestros actos son punibles, por lo que para mí el principio que dice que todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario es casi sagrado, igual que el principio que establece que en caso de duda se falle a favor del reo, pues nada hay más injusto que un inocente que pase largos años de condena por un hecho que no ha cometido.

Hace escasas fechas se ha tenido conocimiento de varios casos de personas que han sido absueltas tras pasar muchos años en prisión, situaciones lamentables para todos los ciudadanos y que destrozan la vida de los afectados, que aparte de las penurias pasadas en la cárcel, salen arruinadas física, emocional y psicológicamente, y a los que sus familiares y amigos han dado la espalda hace años, encontrándose en la miseria y la más absoluta soledad.
El delincuente ocasional puede serlo cualquiera, desde el adolescente que hurta unas zapatillas en un comercio aprovechando el descuido del dependiente, hasta un conductor que no presta auxilio a un accidentado en la carretera.

El delincuente profesional es de otra pasta. Le mueve sobre todo la codicia. Algunos empiezan desde niños, practicando pequeños hurtos, siguiendo con el trapicheo de drogas, pudiendo seguir con el proxenetismo, los grandes robos y atracos, el tráfico de armas....

Otro tipo de delincuente profesional es el llamado de guante blanco. Abogado, economista, empresario... obtendrá ganancias ilícitamente de donde sea (drogas,armas, arte, joyas...), blanqueará su dinero a través de sociedades fantasma radicadas en paraísos fiscales y se codeará siempre con lo más granado de la sociedad: políticos, periodistas, diplomáticos... O realizará estafas de gran envergadura al estilo de Bernard Madof.
El delincuente sexual, es un bicho raro pues rara vez comete otro tipo de delitos. Es frecuente que un ladrón viole a su víctima femenina, pero el auténtico violador no suele querer otro botín que no sea el aterrorizar y forzar a su víctima.

El violador es una persona que permanece oculta en la masa hasta que comete su primer delito, al que siguen otros muchos hasta que es detenido, juzgado y condenado.
El terrorista es un caso aparte, pues si bien en otros casos como los violadores o asesinos en masa o en serie (que no son lo mismo) podemos hablar de patologías mentales graves, el terrorista es consciente de sus actos, distingue entre el bien y el mal, es consciente de que corre serios riesgos con su actividad, que causa graves sufrimientos....

pero se cree un héroe destinado a la liberación de su pueblo, a lograr la victoria de su causa (sea política, religiosa...) y cree ser merecedor de loas y alabanzas.
Las penas impuestas a estas personas tienen varios fines, el primero de los cuales es la disuasión, el segundo es el castigo ejemplarizante y la reparación del daño causado, y por último la reinserción del recluso.
(continuará)