No parece muy recomendable este ejemplo, ciertamente.
Pero no todos los próceres socialistas, se comportan de la misma manera, y ahí tenemos el caso de nuestro querido y admirado José Blanco, quien lleva a sus descendientes a un colegio privado bilingüe español-inglés, al parecer el centro es una elitista cooperativa docente dependiente de CCOO o de UGT (las noticias que me llegan son confusas).
Obsérvese cómo pone a buen recaudo su cartera.
No todos los padres somos tan afortunados como el Sr. Blanco, que puede permitirse escoger entre educación pública o privada: la mayoría (a la fuerza ahorcan) hemos tenido que escoger sí o sí la educación pública o en su defecto la concertada.
Alega el Sr. Blanco que en su decisión de llevar a sus hijos a un colegio privado influyó el hecho de que en su zona no hay colegios públicos bilingües.
Para ayudar a los padres que escogen la educación privada, existe una desgravación fiscal que yo desconocía hasta que el Sr. Blanco me iluminó con su sabiduría.
Mas no salía de mi asombro al escuchar sus palabras: se quejaba de la existencia de tal deducción (900 euros en su caso), mas no hacía público que renunciara a ella, pues según él, esta deducción resta recursos a la educación pública.
Vamos, que parecía que alguien le ponía una pistola en el pecho para desgravarse a Hacienda por ese concepto.
Y ahora, vayamos por partes:
1-Sr. Blanco, está Ud. en su derecho a escoger el centro que le agrade para educar a sus hijos sin necesidad de dar explicaciones a nadie.
2-Sr. Blanco, miente Ud. al decir que en las Rozas no hay colegios bilingües: de 10 colegios públicos. 7 son bilingües. De 4 institutos, 2 son bilingües según los datos de la Consejería de Educación de Madrid.
3-Si encuentra que el dinero que Ud. se desgrava de su declaración de Hacienda por tal concepto resta ingresos para la escuela pública, y ello ofende su sensibilidad, no se escandalice ni ofenda: basta con que no marque esas casillas en su declaración, es decir que no haga uso de ese derecho, que a buen seguro es una bendición para otros padres con menos ingresos y que hacen grandes esfuerzos para dar a sus hijos la que creen será la mejor educación posible.
Tan sencillo como eso: no marcar la casilla.
Pero si el esfuerzo que supone no desgravarse le parece poco, y le apetece seguir ayudando a enjuagar el enorme agujero que Ud. y el resto de miembros de su partido (gobierno, diputados, consejeros, etc., etc.) han creado en las cuentas públicas merced a sus dispendios, derroches y mala gestión (por no hablar de corruptelas varias), le propongo que se acerque a la delegación de Hacienda más cercana y realice de forma voluntaria una generosa donación a las arcas públicas, que a buen seguro le agradecerán con entusiasmo y servirá de ejemplo solidario a sus compañeros de partido y a sus votantes.
No me cabe la menor duda de que con sus generosas aportaciones el déficit de las cuentas públicas sufrirá una buena merma, bajará nuestra prima de riesgo y hasta es posible que la banca no se vea obligada a seguir comprando deuda del estado y detrayendo esos fondos del crédito a particulares y empresas.
Seguro que con su contribución desprendida y solidaria, será innecesario pedirles a los profesores que aumenten dos horas su labor lectiva en los centros, permitiendo que los interinos sean nuevamente contratados.
Por favor, no nos tome el pelo, nos nos llame gilipollas en nuestras caras escandalizándose por una desgravación fiscal que a Ud. puede parecerle innecesaria, pues esos 900 euros a Ud. no le llegan ni para dejar propinas, pero que a otros muchos puede resultarles imprescindible, y sobre todo, no se la aplique si la cree injusta.
Por cierto, le propongo un trueque: puesto que a mí no me han abonado la beca que le han concedido a mi hijo para sus estudios universitarios (en universidad pública, claro está, solicitada el año pasado y concedida a primeros de éste, reclamada este verano), y que no llega a esos 900 eurillos, Ud. me da a mí esa cantidad directamente y nos ahorramos papeleos y burocracias innecesarias.
Sería una buena muestra de solidaridad, lo demás es la pura demagogia a la que Ud. y sus conmilitones nos tienen acostumbrados desde tiempo inmemorial, aunque aún les voten millones de lerdos desinformados, paniaguados, pesebreros, mamandurrieros y otras especies especializadas en vivir a cuenta del erario público sin dar un palo al agua.
Gritan y vociferan Ud. y sus conmilitones que peligra el estado del bienestar, que se acercan tiempos de recortes innumerables y otros males innombrables.
Bien, para que esto no ocurra le propongo una sencilla solución: abandonen Ud. y los miembros de su partido, así como el resto de manirrotos de los otros partidos, sus poltronas en el acto y en un acto de contricción sin precedentes suicidense.
Sería la mejor contribución que podrían hacer para mejorar las cuentas del estado.
(Les recuerdo a Uds. que las facturas de los entierros generan IVA, crecería la facturación de las empresas funerarias, más dinerito de impuesto de sociedades, y es seguro que fuera necesaria la contratación de personal en tanatorios y cementerios, pues los suicidados serían varios miles, o sea más ingresos para la Seguridad Social y el IRPF).