sábado, 9 de enero de 2010

Erase que se era 5

Formalmente se trataba de una democracia, pero nada más alejado de la realidad. La corrupción anegaba todos los rincones de la administración,
 

  

 

el gobierno de las empresas era regido por los amigos de los poderosos,



los jueces legalizaban los desmanes de los políticos,




la prensa
 
  
 

se plegaba a los deseos de la casta dominante y olvidó su función crítica, sirviendo más a sus intereses empresariales o ideológicos, negando o manipulando la información...
Viendo los privilegios que obtenían las regiones secesionistas, otras regiones crearon sus "identidades" propias, llevadas por politicastros a los que la única identidad que les había preocupado a lo largo de su vida era la de su padre, hasta el momento oculta por el gran número de probables procreadores (madre no hay más que una).
 
 


Etica, moral y económicamente la nación más vieja del continente era una ruina, lo que provocaba grande alegría a sus enemigos (interiores y exteriores). El paro alcanzaba a más del 20% de la población. Los robos cometido por los políticos eran vox populi. El estado cometió actos de terrorismo...




Hubo elecciones y las ganó un hombre ansioso de cambiar el rumbo. Un hombre odiado por muchos (los terroristas del norte que intentaron asesinarle,



socialistas, comunistas, nacionalistas, y, como pronto se reveló, el propio monarca). Ante su escasa victoria (debida a la nefasta ley electoral vigente) se vio obligado a pactar con los nacionalistas, quienes moderaron sus aspiraciones momentaneamente.




El buen gobierno dio su resultado y el crecimiento económico transformó la sociedad. De un 20% de paro se pasó a necesitar mano de obra extranjera para abastecer de trabajadores a los sectores productivos.

 

 

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