martes, 16 de febrero de 2010

Desde el Big Bang 4

No hemos de olvidar que en aquellos lejanos tiempos los átomos no estaban recubiertos de su capa de electrones,



tal y como los vemos hoy en día, que es la que les da sus propiedades químicas.
El electrón


 

es la partícula más ligera de la tierra. Unas 2.000 veces más ligera que el protón.



Si el cuerpo humano perdiese de golpe todos los electrones que contiene , nuestra báscula no lo apreciaría, y, sin embargo, puede ser la partícula más importante.
El Universo es eléctricamente neutro, por lo que el número de protones y de electrones debe de ser idéntico. 
Ya hemos visto anteriormente que la fuerza electromagnética es mucho más fuerte que la fuerza de la gravedad, de forma que si hubiera un pequeño desequilibrio entre electrones y protones (1 electrón más por cada 10.000 millones de protones) la repulsión eléctrica vencería a la gravedad y no se podrían formar estrellas o planetas.
Durante 100.000 años el Universo continuó expandiéndose y, por lo tanto, enfriándose. En esos momentos el Universo era una nube de gas, compuesto de protones, electrones y radiación, del que ni tan siquiera la luz escapaba, pues la densidad era tan grande que la radiación luminosa era desviada al chocar con infinidad de partículas y “rebotaba” hacia el interior de la nube.





Con una temperatura de pocos cientos de millones de grados, la radiación era de rayos gamma. Cuando la temperatura cayó hasta 1 millón de grados, la radiación perdió energía y pasó a ser lo que hoy conocemos como rayos X.




En esas condiciones no se podía crear ningún tipo de estructura, pues cualquier concentración de materia debida a la gravedad era rápidamente disuelta por la radiación.
Después de 300.000 años la temperatura descendió hasta el punto de ebullición del hierro ( 2700 grados).




Durante otros 30.000 años, esta “sopa” primigenia continuó enfriándose y pudieron comenzar a formarse los átomos tal y como los conocemos hoy en día, es decir, rodeados de su capa de electrones.
Los electrones se sentían atraídos por los protones y se enlazaban para formar átomos neutros como el Hidrógeno. En este proceso los electrones perdían energía, emitiéndola  como fotones (luz) que escapaban al gas de la radiación. Pero era tal la cantidad de fotones (1.000 millones por cada electrón) que recién formado el átomo neutro, un fotón chocaba con él y deshacía la unión.  Para provocar esta ruptura los fotones debían ser muy energéticos, y conforme el Universo se expandía y enfriaba cada vez había menos cantidad de estos fotones tan energéticos y las uniones pasaron a ser más estables. Se calcula que en aquellos tiempos la temperatura era de unos 2.400 grados.
La energía comenzó a concentrarse en los átomos y la radiación fue enfriándose y diluyéndose. Al comenzar la producción de átomos neutros eléctricamente la gravedad venció la partida a la repulsión entre partículas cargadas eléctricamente.
Se cree que en los primeros instantes del Universo hubo regiones ligeramente más densas que la media (1 parte por cada 10.000). Conforme el Universo se expandía, estas regiones lo hacían a una velocidad inferior, y así el contraste de densidades se fue incrementando. Una vez formados los átomos neutros el tirón gravitatorio tuvo cada vez más importancia.

1 comentario:

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