lunes, 15 de marzo de 2010

Paradoja española.

Hecho real.

Un martes del otoño del 2009 el Aspirante se dirige, acompañado de su hijo de 17 años y muchos meses a una conocida discoteca madrileña.




Son las 18 horas. En dicha sala se va a proceder a grabar un programa de televisión para la emisora "Paramount Comedy". El programa consiste en la actuación de cómicos que comienzan en esto del espectáculo, y que largan sus monólogos procurando hacer sonreír al público presente en la sala, unos con más fortuna que otros.
Nada pecaminoso, ofensivo, pornográfico, de alto riesgo o que requiera de un intenso entrenamiento previo.






Llega nuestro turno de entrada y el portero del recinto requiere a Aspirante Jr. su D.N.I., verificando que el mozo es menor de edad a falta de cuatro o cinco meses, por lo que deniega su entrada al local.
Aspirante, asombrado, inquiere el motivo por el que se le prohibe la entrada al muchacho a dicha actividad lúdica, máxime yendo acompañado de su tutor legal. Muy amablemente se le explica que dicho local cuenta con autorización para expender bebidas alcohólicas y sólo pueden acceder personas mayores de 18 años. Contesto que la actividad que se va a realizar allí no puede ser más inofensiva, y que no es la actividad de discoteca como tal, sino algo más parecido a una representación teatral, y que ya me encargaría yo de velar porque mi vástago no consumiera alcohol.
Con gran educación, el portero mehace saber que comparte mis razones, pero que sus órdenes al respecto son tajantes, pues si la autoridad municipal realizase una inspección y encontrase al mozo dentro, siendo menor de edad, el local sería multado y posiblemente apercibido de cierre, causando gran perjuicio a los propietarios, por lo que no podía facilitar el paso del mozo bajo ningún concepto.
Atendiendo a estas razones, nos despedimos cortésmente y proseguimos ruta, dando cuenta de suculenta merienda en uno de los muchos figones próximos. Justa recompensa a nuestros esfuerzos.
Hecho ficticio, pero que pudiera ser real (espero que no).
 El viernes siguiente a serle prohibida la entrada en la discoteca, Aspirante Jr. queda con su pandilla de amigos y amigas para darse un garbeo que les procure distracción tras las tensiones de una dura semana de estudios.
Son gente sana, vigorosa y alegre. Están en la flor de la juventud, llenos de energías y con la hormonas en pie de guerra.  El roce hace el cariño, y las largas horas en el instituto dan para mucho roce, mucho cariño y lo que te rondaré morena.
Así que la naturaleza y la inconsciencia se alían y hacen de las suyas. La pareja de adolescentes acaban en el tálamo, folgando sin ningún tipo de protección, que la joven damisela es aún muy joven para tomar cualquier anticonceptivo, y el varón no se acerca a comprar preservativos pues a su tierna edad le corroe la vergüenza. La bella jovencita queda encinta. Tras un par de pruebas positivas con el predictor, acude con gran discrección a su médico de cabecera, quien, tras realizar las pruebas pertinentes, confirma el embarazo. 
El galeno, muy progresista él, le recomienda que acuda a uno de los servicios de planificación familiar y le facilita la dirección. La joven pareja acude compungida y allí les recomiendan que la damiesela interrumpa el embarazo, si creen que pueden tener un problema con los padres es mejor que no les digan nada y les oculten lo que está ocurriendo. Les facilitan la dirección de un par de centros aborteros, donde les informarán con detalle de los pasos a seguir.
Muertos de vergüenza, pero con gran sigilo y discrección, la parejita encamina sus pasos a uno de esos centros, donde no se les informa de nada útil, excepto de lo fácil, cómodo y discreto que resulta todo.



El hecho de que la embarazada sea menor de edad no es obstáculo alguno, pues la ley, muy sabiamente prevee que en casos en que la menor pudiera tener el menor problema con sus padres a causa del embarazo, éstos no tienen porqué enterarse del tipo de intervención a la que se va a someter su hija. En caso de tratarse de una apendicitis el consentimiento paterno sería inexcusable, pero en un aborto es un detalle sin importancia.
Y así, nuestra joven pareja rompe sus huchas, recauda dineros entre amigos y allegados y se costea discretamente un aborto, del que nadie tiene nunca noticia.
Paradoja: un menor no puede entrar en un local donde se vende alcohol ni aún yendo acompañado de su tutor legal, pero puede abortar tranquilamente, yendo más solo que la una, previo pago de su importe. (ignoro si esto también estará subvencionado, que no me extrañaría nada.) 








4 comentarios:

  1. Así de triste y así de absurdo, exactamente igual que la España de zp.

    El asesinato como método anticonceptivo, y mientras miles de parejas intentando adoptar y en lugar de favorecer el nacimiento fomentan todo lo contrario, sin informar de los efectos secundarios.

    Hasta que ocurra alguna desgracia.

    Sólo queda esperar que nuestros hijos sean inteligentes y nos hagan más caso a nosotros que a los que les prometen crecer sin obligaciones, sin responsabilidades y sin esfuerzos.

    Como sigáis con unos post así tendré que meterme a político, me va a terminar viniendo grande el proyecto del blog, jajajaja

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  2. Ya ni producen indignación las noticias, como las que presentas, porque uno siente asco de una sociedad de adultos que pretender pervertir y degenerar a la Juventud.

    No creo que el asunto merezca que extienda el comentario porque, Aspirante, con lo que cuentas está todo explicado.

    Me resta decir que porfa ISRA se dedique a lo que quiera pero sin jamás abandonar sus labores sociales perentorias : mantener al día su blog.

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  3. Gracias, Isra.
    Las desgracias ocurren a diario, pero nadie nos informa de ellas.
    Espero que nuestros hijos sean más inteligentes que nosotros, pero las influencias externas son muy poderosas, más de lo que querríamos.
    Puedo decir que mi hijo hasta el momento se comporta adecuadamente, pero no sé en qué momento perderé el control, porque es más fácil creer en los que te lo ponen todo fácil que no en los que te imponen una pequeña disciplina y un sacrificio (mínimo).
    Ni se abandona el blog, ni se deja de escuchar a Elvis.

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  4. Sr. Tellagorri:
    El caso real expuesto y el caso hipotético (espero que jamás se produzca) suceden a diario. No nos producen asombro porque aquí ya todo es increíble. Esto no es un país real, sino una novela de terror, y ya en ese extremo todo se queda pequeño.
    Isra que se dedique a lo que quiera, preferentemente a presentarnos a su monumental familia y no se pervierta con la política, a no ser que quiera tener pensión de di-puta-do.

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